Intensidad y duración del ejercicio
Los ejercicios de intensidad máxima utilizan glucosa como sustrato energético siendo este ejercicio anaeróbico y gastándolo has 18 veces más rápido que con el ejercicio aeróbico.
Cuando la intensidad disminuye a un 60% los ácidos grasos pueden surtir la mayor parte del gasto energético por lo que se puede prolongar la duración hasta 4-6 horas.
Durante el ejercicio de resistencia el glucógeno utilizado es de fibras de tipo I y al intercalar sprints intermitentemente se utiliza el de las fibras de tipo II.
Estado de entrenamiento
Gracias el entrenamiento podemos facilitar la utilización de los ácidos grasos y ahorrar el glucógeno que es el que nos produce fatiga con su déficit.
De esta manera el entrenamiento mejora el consumo de oxígeno, ayuda a la persona a acumular ácido láctico más lentamente y a tener más reservas de glucógeno y reduce su utilización.
La dieta
La dieta cumple un papel importante en el ejercicio y en la optimización de la energía pero la misma dieta influye de manera diferente dependiendo del grado de entrenamiento de cada individuo, siendo esta más efectiva si la persona está bien entrenada.
Para realizar una dieta equilibrada debemos tener en cuenta que no ha de hacerse solo durante los periodos de competición o entrenamiento sino durante todos los días (fase de reposo) adaptándola a la especialidad de cada deportista. Además debemos tener en cuenta que los factores externos como el clima, tipo de ejercicio, duración etc. Influyen en el gasto energético durante la prueba.
Debemos tener en cuenta que una dieta alta en hidratos de carbono optimiza su utilización durante el ejercicio mientras que el consumo de grasas aumenta el uso de ácidos grasos pero disminuye la intensidad en el tiempo por lo que no mejora la actuación.
En los tiempos de competición debemos ingerir nutrientes más específicos para: